Ladrillo, piedra y adobe
En las calles, plazas y caminos de los pueblos de la comarca, la arquitectura popular sale al paso del visitante. Cada callejón, ventana o pórtico nos habla del encuentro de las tradiciones musulmanas o del poso dejado por las juderías, con las formas de vida adaptadas al clima y las costumbres de la zona.
La arquitectura típica de la comarca
Son varias las tipologías habituales que, tras un recorrido por los diferentes pueblos de la comarca, el viajero podrá reconocer en la arquitectura doméstica: las casas de ladrillo y aleros de friso de esquinilla; las habituales de mampostería a piedra vista, especialmente en aquellos pueblos donde las cercanas canteras permitían usar este material; y viviendas de adobe y tapial, una técnica constructiva antiquísima basada en el uso de la tierra y la paja como materia prima, eficaz para garantizar el confort tanto en los cálidos veranos como en los fríos inviernos.
Calles y callejas
Cada pueblo tiene buenos y particulares ejemplos de la arquitectura doméstica típica de la zona, pero cabe destacar Valmadrid, con su casco urbano desplegado a lo largo de un cerro, dominado por su iglesia y con su expansión durante el siglo XX a la sombra del ferrocarril de Utrillas.
En Azuara y Letux, la tradición morisca impregna no sólo la arquitectura religiosa, también la civil, desde las murallas hasta el trazado de su entramado de calles y callejas. En Codo, como en otras localidades de la comarca, la arquitectura de raíces musulmanas se mezcla con el modelo del palacio renacentista, dando lugar a la casa aragonesa, de la cual encontramos ejemplos en algunas de sus calles.
Moyuela es el ejemplo de la arquitectura medieval por excelencia en la comarca. Configurado en torno al castillo, su callejero sinuoso combina calles y callejones, y en su centro, destaca la torre mudéjar de su iglesia parroquial. Al otro lado del río, la ermita de Santa María de Allende es uno de los pocos ejemplos de arquitectura románica que se encuentran al sur del río Ebro.
Urbanismo de repoblación
Almochuel, un peculiar pueblo repoblado en 1788 por iniciativa del arzobispo de Zaragoza, Agustín de Lezo, cuyo urbanismo constituye un interesante ejemplo de barroco tardío, por el que callejear conociendo su historia.
En Belchite, la arquitectura de regiones devastadas nos sale al paso. Las calles y plazas amplias nos hablan de un urbanismo moderno, con referencias al mudéjar o al estilo palaciego renacentista, como en el edificio del Ayuntamiento, o al mudéjar en espacios como en la Plaza de la Bola, uno de los monumentos más conocidos. Una completa audioguía puede ayudar al visitante a conocer en detalle los principales puntos de interés.