Slow driving: la carretera es el destino
Cuando el viaje es una excusa para lanzarse a la carretera, el destino final de la travesía importa tanto como el recorrido en sí. Conectados por numerosas vías comarcales y nacionales, los pueblos de la zona pueden visitarse sin pisar el acelerador.
En pocas palabras
El movimiento Slow Driving es el que prefiere los itinerarios que serpentean por carreteras secundarias o nacionales cargadas de historia, y la comarca Campo de Belchite es un territorio rico en esas carreteras.
Aquí van un par de ideas de rutas posibles, con paradas intermedias para visitar lo más rico de la comarca y disfrutar de sus paisajes.
Valmadrid - Lécera - Belchite
La primera ruta propuesta comienza en Valmadrid. Allí, sobre el blanquecino y seco paisaje estepario resalta la mancha verde oscura de su pinar. Desde Zaragoza, la carretera enseguida se convierte en un itinerario serpenteante que nos lleva de pleno al Aragón rural. El vehículo puede dejarse en el parque de su entrada, para ascender hasta las trincheras o pasear por las calles del pueblo y conocer su arquitectura popular.
La ruta continua por la Z-V-1001. una estrecha carretera secundaria que atraviesa los montes esteparios, hasta que al fondo se divisa la silueta de Puebla de Albortón. La localidad ofrece otra oportunidad de parar y conocer su ermita, hacer una visita la Foz de Zafrané, o continuar la ruta hasta el siguiente hito: Belchite.
Pinares, olivares y viñedos
Allí nos esperan las ruinas del Pueblo Viejo de Belchite, pero nuestra parada elegida es otra menos conocida: la mancha verde que encontramos a un lado y otro de la carretera y que forma el bosque de olivos más importante de Aragón. La visita se puede hacer a pie, o contratando una de las visitas guiadas que organiza Molino Alfonso.
Tras disfrutar del paisaje de olivos centenarios, podemos volver a la carretera y dirigirnos a Lécera, donde nos espera, de nuevo, el paisaje árido de la comarca, salpicado por los cultivos de cereal -verdes, si visitamos la comarca en primavera- alternados con los parches de viñedos, que dan lugar a los vinos de la tierra que podemos adquirir en alguna de las bodegas de la zona.
Habremos completado la ruta, de unos 100 kilómetros, y estaremos listos para volver o continuar con la escapada.
Carreteras de arte
La segunda ruta que proponemos comienza en Fuendetodos, conocida por ser la cuna de Goya, un pueblo que en los últimos años ha apostado por el arte, con el Museo del Grabado, o las intervenciones artísticas del Festival Asalto. También podemos conocer la tradición en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Si queremos alargar el camino, podemos bajar hasta Plenas, el pueblo más al sur de la comarca. Para los amantes de la arquitectura religiosa, el desvío merece la pena, pues en el pueblo encontramos la magnífica torre barroca de la Iglesia Parroquial, o la ermita de Nuestra Señora del Carrascal.
Mudéjar y naturaleza
En Moyuela, la Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, con su impresionante torre mudéjar, y la Ermita de San Clemente, son suficiente razón para aparcar nuestro vehículo y dar un paseo por la localidad antes de dirigirnos a Moneva, a pocos kilómetros, donde no solo encontraremos atractivos hechos por la mano del hombre, como la iglesia de Santa Eulalia y el pantano de Moneva, sino también la formación geológica conocida como Diapiro de Moneva o "olla espartería".
La última parada del recorrido es Letux, donde podremos visitar la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores, una singular edificación del siglo XVII, y la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, del siglo XVI, en el centro del pueblo.
Con su atalaya en el retrovisor, podemos seguir nuestra ruta por las carreteras de la comarca. Otras rutas a explorar pueden ser la Ruta del Hielo, la de los vestigios romanos o la del Mudejar. Hay cientos de kilómetros y rincones por descubrir.